miércoles, 27 de abril de 2011

Una frase

Fotograma de JLG/JLG - autorportrait de décembre

"La imagen es una creación pura de la mente.
No puede nacer de una comparación, sino de dibujar juntas dos realidades distantes.
Cuanto más distantes y rectos sean los lazos entre estas dos realidades más fuerte será la imagen.
Dos realidades sin lazos no pueden ser dibuajdas juntas útilmente. No se crea ninguna imagen.
Y dos realidades contrarios no se reconcilian.
Una imagen no es fuerte porque es brutal o fantástica, sino por asociación de ideas.
Es distante, distante y correcta."
JLG/JLG - autorportrait de décembre

domingo, 24 de abril de 2011

Borradores 01

Empezando a pensar como plasmar todo esto a algo tangible, escribo a continuación una bajada a tierra a modo de texto, mientras voy pensando en imágenes y sonido que lo acompañen, o en los que se pueda transformar el texto mismo:

-Pey ¿Quién es Pey? Cómo poder describir a alguien con quién a duras penas crucé algunas lineas de diálogo mínimas durante mi existencia. Cómo construirlo desde los recuerdos, desde las pocas cosas qué tengo de él Dentro de las cuales no se incluye el departamento en el piso 20 de Lavalle y Callao con un balcón inmenso y vista a la calle, ya que Pey creía que no podía morir, y lo siguió creyendo mientras la muerte lo cubría de abajo arriba en el hospital; característica que, lamentablemente también poseo. (Pey nunca hizo una herencia, el departamento quedó en manos de Raquel, su esposa, quién perdió la noción de la realidad con la muerte de su amado, y, al morir un año después, quedó el inmueble en manos de sus primas lejanas.)

-Luis Pedro Kawon, Pey, sin embargo, sí dejó una colección de cosas, qué, gracias a que esas primas, que al recibir un departamento del cielo, se convalecieron de los familiares y nos permitieron llevarnos lo que quisiéramos de la casa. Dentro de esas cosas, se encuentra una pila de cajas de diapositivas, una colección de monedas, algunos australes, un Winco, algunas camisas, una reja, dos proyectores de diapositivas de diferentes formatos, su máquina de escribir, muchísimas fotos y muchísimos textos escritos por él: poesías, cartas. Dentro de las mismas algunas categorías: Un libro de poemas escritos hacia una misma mujer, la mayoría de los cuales fue escrito en servilletas de bares y sólo fueron conservados los que sobrevivieron ataques de ira de esa mujer y qué, según él, carecen de interés hacia los demás, ya que son privados y hablan del amor hacia esta mujer, escrito entre el 78 y el 84. El nombre del libro es Rimas Circunstanciales y está concluido y completo, con índice. Una serie de correspondencias escritas hacia una tal Olga, con la cual concierta encuentros y declara su amor, pero cuyas respuestas no existen entre estos papeles; todas las cartas escritas entre el 92 y el 94 y dentro de las cuales le promete demostrar sus verdaderas intenciones a partir de la publicación de un libro que está escribiendo para ella llamado Rimas Circunstanciales. Una carta sin destinatario, en la que declara estar recortando las fotos de una mujer (si mal no recuerdo menciona su ropa íntima). Cartas escritas por su hermano (mi abuelo), Luis Kawon, cuando estaba en el último año del secundario. Cartas escritas también por Luis, desde Campo de Mayo (en el servicio militar) en 1945 y otras más desde su estadía en un kibbutz por cuatro años. Por último un grupo de cartas escritas por el Celestial, uno de los monos de la familia de monos de Pey. Cartas con discusiones entre su jefe y él (sólamente las escritas por él) en las que se queja de no poder jubilarse, o de tener que hacerlo y de sueldos atrasados, criticando al nuevo personal de la empresa y sabiendo que en su posición no podía pasarle nada. Una carta, aparentemente escrita por una madrileña, criticando a su sobrino Ilán, por no comprender la arquitectura de Madrid y atribuirle despectivamente el calificativo de parecerse a San Telmo.

-Dentro del grupo de diapositivas y fotos la presencia de una mujer que no es Raquel, se repite y supera en volúmen las de Raquel. Esta mujer, además es amiga de ella. ¿Será esta mujer Olga?. ¿Existe Olga?. Otro grupo con fotos envíados por Ilán, su sobrino, cuando fue a vivir a Bariloche. Algunas fotos de la familia de los monos. Paseos y vacaciones con la familia. Fotos de un cabaret cuyo nombre no recuerdo. diapositivas de cenas laborales.(Ampliar diapositivas)

Todo en Pey parece tener una incorrespondencia temporal. Oscila entre los 40's 70's y 80's y 90's constantemente.

Continuará y se verá modificado o corregido.

lunes, 18 de abril de 2011

domingo, 17 de abril de 2011

Textos 02: Carpeta 01

Indice
7. "Relaciones" (camperas)
29. ¡Por piedad!
Extracto de 11. Cuentito ocasional en episodios
Dedicatoria final

Textos 01: Carpeta 01


Extractos de 7. Aro... Aro... Arooo, introducción a "Relaciones" (camperas)

Referencia Musical 01

Si en este proyecto va a haber música, tiene que ser algo que escucharan Pey o Raquel. En una cajita con algunos discos encontré esto:
y un tema que va bien:

jueves, 7 de abril de 2011

Reflexiones 02

Finalmente doy en el clavo. No podría dar en el clavo sólo. Necesitaba hablar, necesitaba escuchar, necesitaba escupir. La realidad de Pey es particular. Pey habita un minúsculo despacho, repleto de cosas hasta el extremo, repleto de libros, repleto de monos, repleto de papeles y repleto de repletitud. Su departamento se orienta sobre Lavalle. Su silla sin embargo mira al otro lado. Mira a la puerta cerrada que espera ser abierta todo el tiempo. Mira a sus hijos estáticos de caucho o de que importa qué material. Pasa a máquina sus escritos en servilletas de papel. Los congela en hojas blancas y amarillentas. Paraliza miles de veces las mismas imágenes. Pey detiene el tiempo. Frente a él, hay cajones repletos de diapositivas. Si quiere, sin moverse de su lugar, puede tener a Raquel (o a cualquier otra mujer), en tamaño real, en frente de él. Puede mirarla desde la oscuridad, sin ser visto. Sólo mirar. No le importa la ventana, no le importa Lavalle, puede mirar fotos de cualquier otro lugar que le importe más y que sea cómo era cuando le gustaba. Pey juega con el tiempo. Tiene el beneficio de ver sólo lo que quiere ver y esta es su realidad. Nada más que eso. Una realidad que no se mueve. Sus hijos son objetos inanimados: no se mueven, no crecen, no se cambian de ropa. Su mujer: una barbie y todas las barbies. No puede hablar con ella hasta que no esté maquillada. Raquel no existe sin ese maquillaje que la mantiene siempre en la misma edad. Benny Hill es una repetición. Benny Hill no envejece. El papel se repite, las servilletas se escriben a máquina. Pey transforma la realidad en la impresión repetida infintamente de los mismos instantes. Siempre va al cabaret a escribir. Escribe repeticiones. Escribe un libro entero de poemas dedicados a una sóla mujer. La vida de Pey es una repetición de instantes repetidos. Inmóviles. Vive feliz en ese mundo.
Pero sin embargo; hay cosas que no encajan dentro del esquema. Para esto habría que analizar un poco la vida de Pey. A los setenta u ochenta y pico de años muere por cáncer de pulmón. Raquel enloquece y termina muriendo al año siguiente tras varios ataques de pánico y teniendo que pasar ese último año asistida por una enfermera en su departamento. Pey no escribe una herencia, convencido de que no se iba a morir. Todo queda para Raquel, y tras la muerte de la última, unas tías o primas de ella heredan el departamento. Los monos, siempre repitió mi vieja, fueron consumidos por la nicotina. Todo lo que giraba alrededor de Pey cambiaba, mientras él vivía en ese tiempo congelado. ¿Lloraba el pasado?
Pey fumaba, los cigarrillos se consumían, tenían un tiempo, una duración, pero se repetían y se repetían. Esa Lavalle a la que Pey daba la espalda se modificaba constantemente, esos hijos si crecían, envejecían, se iban consumiendo de a poco, cómo él y como Raquel. Incluso las diapositivas cambiaban, la lámpara del proyector envejecía, se llenaba de polvo. Que contradicción.

Dentro de de la lista de cosas que sé que Pey no dejó puedo agregar la cámara de fotos, casi uno de sus ojos.
Dentro de la lista de cosas que dejó puedo agregar un lindo trípode viejo. No dejó ni la cámara. ¿Habrá sido mágica? ¿Se habrá ido con él? Que bronca

Reflexiones 01

Jueves. 5:46 am. No es por la facultad que estoy despierto a esta hora. No es querer cumplir con ninguna responsabilidad. Pey no me deja dormir. Entra por la ventana y me mira fijo a los ojos. Pero no quiere saber nada. No viene a hacer preguntas. Las preguntas se las hace a él mismo y le alcanzan sus respuestas.

Pey. ¿Qué lo hace particular?¿Qué me obsesiona tanto de este sujeto del que sé tan poco y tanto a la vez? Giro la cabeza en la almohada y quiero entender su realidad. Giro la cabeza al otro lado y pienso que no puedo. Vuelvo a girar y pienso en la construcción de la realidad. La vuelvo a girar, miro el techo, respiro y pienso: me estoy enredando mucho. Estiro las sábanas. Pienso en él. Pienso en sus por qués, pienso en sus acciones. Pienso en Raquel. Pienso en su realidad.

sábado, 2 de abril de 2011

Otra referencia

Stroszek (Werner Herzog)/ Paris, Texas (Win Wenders)
¿Pey se parecerá a esto? Habrá tenido algún destino o habrá vagado por una Buenos Aires histórica, perdido, viviendo en otro lugar, otro país, otro mundo, donde los monos también pueden ser hijos.

Raquel

Pey. ¿Quién es Pey?  ¿Cómo hablar de él si mi mayor acercamiento fue, a veces, ni siquiera poder pronunciar ese sencillo hola al momento del saludo?

Cada año que lo veía en la cena familiar, rodeado de seres caricaturescos cuya mayor similitud la encontré tan solo en las películas de David Lynch. Recuerdo las risas de mi papá -exageradas, como siempre- y su sonrisa de complicidad, casi totalmente identificado con Benny Hill en la televisión mientras esperaban la comida para terminar con eso e irse. Recuerdo los comentarios estúpidos y banales de todos los demás, comentarios sobre la televisión, sobre cómo se usa una computadora y qué es un teléfono celular; recuerdo las llegadas tardes de otro primo por quedarse sólo en su casa una hora mas para lavarse la cabeza; también recuerdo sus ojeras amarillas y sus orejas de mono. Su piel oscura y su accesorio más grande: casi como si fuera una presa traída de una cacería en la ciudad cosmopolita de Buenos Aires, pegada a su brazo y vestida con estola de leopardo, con vestidos y guantes rojos o conjuntos turquesa. Pero no recuerdo mucho más.
¿Cómo sería Pey para Raquel, la esposa que habitaba el planeta de los simios? La imagino probándose una de sus tantas miles de prendas, de todos esos disfraces para la ópera, buscando esa prenda perfecta que le faltaba para decorar su cabeza, ese pañuelo transparente que hacía juego con los zapatos, el vestido y la cartera; arrugada buscando en cajitas gastadas entre su kit de maquillaje el color perfecto para alejarse aún más de mostrar su ser como realmente es debajo de todo el rubor y la base y el labial. Seguramente, en la frustración se levantaría y caminaría por ese largo pasillo a esa oficina minúscula, llena de bibliotecas con libros de autores que, cuando intentó leerlos duró menos de cuatro páginas. Esa habitación cuya tercera parte estaba ocupada por un gran escritorio y una silla con vista a la puerta y de espaldas a la ventana del piso 20 de Lavalle y Callao. Dentro de esa diminuta caja y envuelto por una infinidad de papeles sueltos, con fórmulas matemáticas y códigos escritos a mano en servilletas de bares; un ser orejudo, vestido de camisa a cuadros amarillos y rojos, con saco marrón de gamuza y corbata bordeaux, excribe a toda velocidad en una Olivetti. Raquel, con los pelos desarreglados y una media caída le preguntaría si vió el pañuelo rojo que usó el viernes pasado; Pey la miraría, se detendría un instante de su triquiteo mecánico dejando su mirada posada en sus ojos, luego en la media caída; para retornar finalmente a la actividad junto con sus ojos y su concentración.
Pensaría en su pelo, en el color de sus uñas, miraría la punta de sus zapatos, pensaría en los contenidos de su cartera y en esa cartera de cuero que quiere comprar mientras Pey, que mira hacia todos lados con su bastón bien agarrado, intenta hablar sobre algo, por ejemplo sobre él, sobre ella, o sobre los demás. Ella, por supuesto, no lo escucha, pero sin embargo sus manos siguen juntas y son inseparables. Pensaría en todo eso mientras Pey la acompaña a la puerta de un bar para dejarla con un amigo de ella. Pey, sin embargo, no entraría nunca a ese bar.
Tal vez sentiría celos al ser ella la que lo espera con comida en la heladera cuando él llega tarde ¿dónde estaría todo ese tiempo Pey? ¿Estará trabajando? ¿Estará con amigos? ¿Estará borracho? ¿O será verdad qué va al cabaret a escribir en sus servilletas de papel fórmulas mágicas que al final... nunca nos dieron más de lo que tenemos?


... ¿y Raquel para Pey? ¿Quiém será?